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CEDAW: ¿Qué es y por qué es tan importante quién nos represente?

Agosto 21, 2020

La CEDAW es la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer. Fue aprobada en el marco de la ONU el 18 de diciembre de 1979 y fue ratificada por decenas de países, entre ellos Argentina, llegando a casi 100 naciones en 1989.

En palabras del documento oficial, "fue la culminación de más de 30 años de trabajo de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, órgano creado en 1946 para seguir de cerca la situación de la mujer y promover sus derechos. La labor de la Comisión ha coadyuvado a poner de manifiesto todas las esferas en que a la mujer se le niega la igualdad con el hombre. Estos esfuerzos en pro del adelanto de la mujer han desembocado en varias declaraciones y convenciones, de las cuales la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer es el documento fundamental y más amplio”.

 

Además, "entre los tratados internacionales de derechos humanos la Convención ocupa un importante lugar por incorporar la mitad femenina de la humanidad a la esfera de los derechos humanos en sus distintas manifestaciones".

 

Es de especial importancia para nosotras destacar su artículo 6, donde se expresa textualmente que:

"Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo, para suprimir todas las formas de trata de mujeres y explotación de la prostitución de la mujer."

 

(https://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/text/sconvention.htm

 

Durante estos días se estarán presentando candidatas para representar a nuestro país en el Comité Internacional CEDAW para el período 2021-2024.

 

La Convención -en tanto instrumento internacional de DDHH- apunta, como su nombre lo indica, contra la discriminación sistemática que sufrimos las mujeres en todos los puntos del planeta.

¿Por qué son necesarios los instrumentos como éste?

De más está decir que si viviésemos en una sociedad que hubiera alcanzado la igualdad entre mujeres y hombres no serían necesarios. La CEDAW nace como respuesta a una realidad material que consiste en la desigualdad estructural entre sexos.

 

Una sociedad desigual y sexista, en la que las mujeres somos deliberadamente discriminadas y estructuralmente oprimidas es una sociedad patriarcal, y sus manifestaciones más claras son las grandes instituciones de explotación sexual y reproductiva de las mujeres: la prostitución, la pornografía, los vientres de alquiler; todas macroindustrias que se colocan entre los negocios más redituables a nivel mundial por generar millonadas partiendo de la base del sometimiento, la mercantilización y la consiguiente deshumanización de las mujeres. 

 

Si a ésto sumamos el trabajo doméstico y el cuidado de los hijos (ambas tareas no reconocidas, vaciadas de valor y volcadas encima de las mujeres como si se tratase de un rol natural), la violencia física sistemática visible en las cifras de femicidios y violaciones, la brecha salarial entre hombres y mujeres, la exclusión de las esferas políticas y jurídicas e incluso prácticas “culturales” como la mutilación genital y los matrimonios forzosos el cuadro es completo y tiene total sentido que los instrumentos como la CEDAW sean no sólo necesarios sino también indispensables.

 

Ahora bien, si la CEDAW se propone luchar contra toda forma de discriminación y violencia contra las mujeres, incluida por supuesto la explotación sexual, resultaría cuanto menos paradójico que nuestro país enviase como representante a una persona que defiende y milita activamente nuestra explotación sexual y reproductiva. No sólo sería una falta completa de responsabilidad política, sino incluso una burla hacia todas las mujeres y niñas de nuestro país.

 

Creemos necesario que, para una toma de decisión tan importante, se escuche con especial atención a las organizaciones feministas que, como tales, luchan contra la explotación sexual de las mujeres. Como mujeres jóvenes, no queremos continuar siendo testigos de los atropellos de un Ministerio de Mujeres que, hasta el momento, no mostró un compromiso real en cuanto a la protección de nuestros derechos.

 

No queremos los intereses de los lobbys de explotación sexual y reproductiva cerca de nuestros cuerpos, de nuestros instrumentos jurídicos y de nuestros derechos humanos. Nuestras vidas, cuerpos y subjetividades importan. Queremos una vida libre de violencia sexual y machista.

Permaneceremos atentas e iremos actualizando la información al respecto, porque nuestros derechos están en juego, en tela de juicio. Por las que están y por las que vienen.

© 2020 Pibas por la Abolición.

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